Los regímenes autoritarios son entornos hostiles para el trabajo periodístico. En esta segunda entrega de una serie de dos artículos, Reporteros Sin Fronteras (RSF) colabora con la experta en derecho de los medios Josephine K. para ofrecer consejos a periodistas y redacciones sobre cómo protegerse mejor frente a los obstáculos impuestos por regímenes autoritarios.
Los regímenes autoritarios se mantienen en el poder, en parte, gracias al control de la información. Los periodistas, cuyo trabajo persigue precisamente la revelación y la difusión de información, pueden ser víctimas en estos países de restricciones y trabas inesperadas impuestas por las autoridades locales sobre lo que pueden hacer y decir, y adónde pueden ir. Es fundamental que los reporteros sean conscientes de los riesgos a los que se enfrentan y adopten ciertos reflejos para protegerse mejor. Por su parte, los medios deben formar a sus profesionales sobre lo que se pueden encontrar, la mejor manera de responder y el apoyo que pueden recibir en caso de que las autoridades interfieran en su trabajo. En esta segunda entrega de una serie de dos artículos, Reporteros Sin Fronteras (RSF) colabora con la experta en derecho de los medios de comunicación Josephine K. para ofrecer consejos a periodistas y medios sobre cómo responder mejor a los obstáculos impuestos por los regímenes autoritarios.
Recomendaciones para los periodistas
- Higiene digital. Los periodistas deben utilizar por defecto herramientas que cuenten con el máximo nivel de anonimización y cifrado, como servicios de correo electrónico (Tutanota, Protonmail) y aplicaciones de mensajería (Signal, Element) encriptados. La anonimización es fundamental para proteger no solo a los propios periodistas, sino también a sus fuentes, especialmente en países donde las leyes sobre datos privados no son estrictas, por lo que se recomienda utilizar teléfonos desechables. Los periodistas deben tener siempre activada una VPN (red privada virtual), utilizar contraseñas seguras y activar la autenticación en dos pasos siempre que sea posible.
- Medidas de precaución. En caso de detención, los periodistas deben haber memorizado el número de teléfono de un abogado. Se recomienda actuar con extrema precaución antes de aceptar material procedente de fuentes que pueda constituir un “secreto de Estado” y, en caso de duda, solicitar el consejo de la dirección del medio y/o de un asesor jurídico. Si los periodistas escriben para medios extranjeros donde existe la posibilidad de que el tema que aborden se considere “delicado”, pueden consultar regularmente las redes sociales en busca de comentarios sobre artículos publicados que puedan contener opiniones “controvertidas”.
- Mitigar los riesgos editoriales. En cada artículo, los periodistas pueden mostrar su neutralidad citando a ambas partes, es decir, incluyendo citas de personas entrevistadas con opiniones discrepantes, así como declaraciones de funcionarios gubernamentales, y tratar de evaluar los riesgos de un tema para tomar decisiones “editorialmente sensatas”. Para no autocensurarse, los reporteros pueden especificar que cualquier declaración que pueda considerarse “polémica” es una cita de un testimonio y no la opinión de la publicación.
- Cooperar con la policía, pero de forma pasiva si es posible. Es muy probable que se exija a los periodistas que acrediten su identidad, abandonen las zonas cuando se les solicite, entreguen sus dispositivos para su inspección y sigan las instrucciones incluso de funcionarios vestidos de civil. Ayudar de forma proactiva a la policía no es una obligación de los periodistas, pero debido a los riesgos para su seguridad que conlleva resistirse o no cumplir las órdenes policiales, se recomienda encarecidamente cooperar con las fuerzas del orden.
Recomendaciones a las redacciones de los medios
- Los medios deben documentar cualquier interferencia estatal que experimenten sus enviados/corresponsales, ya sea mediante el uso de leyes o de extralimitaciones policiales. Es fundamental que los periodistas conozcan las tácticas utilizadas por los regímenes autoritarios antes de adentrarse en estos entornos para que puedan prepararse y mantenerse a salvo.
- Los medios deben informar periódicamente a los periodistas sobre los cambios en las tácticas estatales, así como impartirles formación exhaustiva sobre las leyes locales, los poderes y las prácticas policiales y cómo responder a las figuras de autoridad. La formación debe estar dirigida por un equipo jurídico interno, si se dispone de él, o por profesionales jurídicos locales, expertos en medios de comunicación u ONG con experiencia.
- Los medios deben impartir formación en seguridad digital a todos los periodistas de su plantilla que trabajen puntual o regularmente en un régimen autoritario. Deben instar a su personal a que solo lleve consigo dispositivos profesionales mientras realiza su labor informativa y comprobar periódicamente que sus periodistas utilizan herramientas cifradas para sus comunicaciones, así como software de protección para sus dispositivos profesionales.
- Los medios deben proporcionar una lista de contactos de emergencia a todos los periodistas. Ésta debe incluir a todas las personas a las que el periodista desea que se avise en caso de detención: parejas o cónyuges, familiares, empleados domésticos en caso de que los haya etc.
- Los medios deben rotar a los periodistas que cubren temas “delicados”. Como medida de precaución, las redacciones deben cambiar regularmente a los reporteros que cubren información delicada y prolongada en el tiempo, como los casos judiciales, para garantizar que un solo periodista no sea fácilmente reconocible, lo que podría exponerlo a acoso o amenazas.
- Los medios deben prestar especial atención a la seguridad de los corresponsales, enviados especiales y contactos locales. El anonimato puede ser extremadamente importante en los casos en que el contenido de un artículo pueda considerarse crítico con el régimen. Las sanciones por las críticas pueden ser extremas e incluso extenderse a la familia del periodista local.
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Josephine K. es un seudónimo, ya que la autora desea permanecer en el anonimato por razones de seguridad.