“Periodismo y trauma” es una serie de cinco artículos de Reporteros Sin Fronteras (RSF) que explora el impacto del trauma psicológico en los periodistas. Esta cuarta entrega profundiza en las complejidades del trauma psicológico derivado de acontecimientos catastróficos y conflictos sociales prolongados, y explica cómo estas experiencias moldean las sociedades y a los periodistas que informan sobre estos temas.
El impacto de desastres puntuales, como grandes incendios o aglomeraciones masivas catastróficas, resuena profundamente en la sociedad y persiste en la memoria colectiva durante años. Pese a sus consecuencias, estos incidentes también brindan a las sociedades la oportunidad de buscar la verdad sobre lo sucedido y reflexionar. Por el contrario, los conflictos sociales de larga duración, como las guerras, plantean retos más insidiosos. Estas crisis prolongadas pueden alargarse durante meses o años, marcadas por la violencia continua y la resistencia del poder a la verdad y la reparación. Estas situaciones dan lugar a una forma de trauma más insidiosa conocida como “Trastorno de estrés postraumático complejo” (TEPT-C), que afecta no solo a las personas directamente implicadas, sino también a los periodistas que cubren estos acontecimientos e incluso a la sociedad en general.
Gilad Hirschberger, un académico israelí que estudia los conflictos a gran escala y el trauma psicológico, describe el trauma colectivo como “un acontecimiento cataclísmico que destroza el tejido básico de la sociedad”, señalando que no es sólo la horrible pérdida de vidas humanas, sino también “una crisis de sentido” lo que impacta profundamente a las sociedades.
El panorama de los conflictos sociales en Asia
Durante los últimos 50 años, Asia ha sido testigo de numerosos disturbios sociales que han dejado profundas cicatrices en las sociedades y en los periodistas que cubren estos acontecimientos. Incidentes como la masacre de Gwangju en Corea del Sur, las desapariciones forzadas que se prolongaron durante décadas en Filipinas, la represión de la plaza de Tiananmen en 1989 en China, las protestas de Hong Kong de 2019 y las protestas estudiantiles de 2020-2022 en Tailandia han alimentado el trauma colectivo en los países donde sucedieron.
El impacto de las respuestas gubernamentales
La respuesta a los movimientos sociales, especialmente en sus últimas fases, suele implicar una severa represión gubernamental. Por ejemplo, tras las protestas de Hong Kong, las autoridades aplicaron la Ley de Seguridad Nacional, lo que dio lugar a detenciones, al cierre de medios de comunicación y a la disolución de grupos en favor de la democracia. Estas medidas asfixiaron el debate público y crearon un clima de miedo generalizado. La situación de malestar actual, la falta de rendición de cuentas y de información por parte del Gobierno y la violenta represión impiden la reparación y la reflexión de la sociedad, lo que deja al público y a los periodistas enfrentados a un trauma y una incertidumbre constantes.
Retos periodísticos y crisis de identidad
Los periodistas se hallan a menudo en la encrucijada entre ser observadores y participantes, especialmente en zonas de conflicto o durante movimientos de agitación social. Su papel puede complicarse aún más cuando las acciones del Gobierno les obligan a adoptar posiciones de aceptación o resistencia, lo que afecta a su integridad profesional y a su seguridad personal. Por ejemplo, en Hong Kong, los periodistas utilizaron su posición para actuar como amortiguadores entre los manifestantes y la policía, a veces simpatizando con los manifestantes y enfrentándose al mismo tiempo a conflictos internos sobre la violencia y las acciones del Gobierno.
Hirschberger señala que estos traumas colectivos “llevan a la búsqueda de un significado colectivo” y pueden cambiar profundamente la vida de un periodista al “integrar al individuo en un grupo social que trasciende la existencia física”. Esta dualidad conduce a una profunda crisis de identidad, ya que los periodistas se cuestionan su papel, ya sea como espectadores, manifestantes o simpatizantes. El conflicto en curso y el papel que desempeñan los medios en la formación de la opinión pública pueden provocar traumas profundamente arraigados que pueden afectar a los periodistas y a las sociedades a las que pertenecen durante generaciones.
Sobre los autores:
- Chine Chan, licenciada en Psicología y máster en Salud Conductual. Tras trabajar como periodista, dedicó su actividad a los derechos humanos y el desarrollo.
- Ansel Lam, máster en Salud Conductual y coach ejecutivo certificado. Se dedica a la salud en general y trabaja en el ámbito de los derechos humanos y la formación.
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